Instintos básicos agresivos+alcohol+drogas: un cóctel violento.
Me gustaría poder abordar, si se me permite, los sucesos por todos
conocidos de la actuación de los autodenominados “La Manada”
desde una perspectiva diferente.
Según hemos visto a través de los diversos medios de comunicación sobre los detalles de las actos sexuales concretos, tanto por el video que fue grabado por los autores como por el relato de la víctima, a muchas personas se les hace insoportable pensar cómo fueron esos momentos para la mujer o cómo se puede llegar a esos límites. He escuchado (leído) que si hubo penetración simultánea por todos los orificios del cuerpo de la mujer por diferentes hombres, que si se turnaban desesperadamente mientras consumían drogas tirados en el suelo de ese oscuro rincón, siniestro lugar, etc etc. Ya pasando de los detalles que todos sabéis o suponéis y que son muy desagradables para el común de la gente pero que parece que eran habituales para este grupo de hombres, yo definiría estos actos como per-versión, es decir, otra versión de la sexualidad que si bien horroriza al común de la sociedad, existen y vaya que si existen. En la oscuridad de la noche, en algunas habitaciones aterradoras, hay todo un “submundo” de prácticas perversas, con violencia. El tema es que esas personas se “esconden” y se unen para practicarla entre ellos, de común acuerdo y al margen de la sociedad, sin provocar escándalo. Allá ellos…
Según hemos visto a través de los diversos medios de comunicación sobre los detalles de las actos sexuales concretos, tanto por el video que fue grabado por los autores como por el relato de la víctima, a muchas personas se les hace insoportable pensar cómo fueron esos momentos para la mujer o cómo se puede llegar a esos límites. He escuchado (leído) que si hubo penetración simultánea por todos los orificios del cuerpo de la mujer por diferentes hombres, que si se turnaban desesperadamente mientras consumían drogas tirados en el suelo de ese oscuro rincón, siniestro lugar, etc etc. Ya pasando de los detalles que todos sabéis o suponéis y que son muy desagradables para el común de la gente pero que parece que eran habituales para este grupo de hombres, yo definiría estos actos como per-versión, es decir, otra versión de la sexualidad que si bien horroriza al común de la sociedad, existen y vaya que si existen. En la oscuridad de la noche, en algunas habitaciones aterradoras, hay todo un “submundo” de prácticas perversas, con violencia. El tema es que esas personas se “esconden” y se unen para practicarla entre ellos, de común acuerdo y al margen de la sociedad, sin provocar escándalo. Allá ellos…
Pero
en el caso que nos ocupa, todo es muy distinto. Estos hombres tienen
un problema que es que no reconocen su “problema”, que están
violentando a personas que no son
como ellos; que se están aprovechando de esas
mujeres
y que gozan con ello. Que son perversos pero en el peor sentido de
esta definición, si es posible. Yo los llamaría “perversos
sociales”, pues conviven abiertamente en nuestra sociedad, a tal
punto que algunos de ellos eran representantes de instituciones
sociales que tienen paradójicamente,
el objetivo de proteger y defender a esa sociedad. ¿Pura
coincidencia? De todas formas contribuye a
confundir
aún más a la sociedad.
¿A qué se debe que sucedan estas “cosas” se preguntan angustiadas muchas personas? Tratar de responder a esta pregunta, es el objetivo de este artículo. Según el Psicoanálisis o lo que Freud escribió a principios de siglo pasado, todos los seres humanos nacemos con instintos básicos sexuales agresivos y de muerte. Lo importante es que la vida en sociedad inmediatamente nos los hace reprimir, sublimar y desaparecer para poder convivir en sociedad y declararnos seres humanos sanos, equilibrados.
Para ello ayuda el amor del Otro, la vida en familia, el autoriraismo en la educación, la trasmisión de valores éticos y morales. En la juventud es cuando todo se revoluciona y hay que reajustar esta situación y algunos no lo hacen adecuadamente y llegan a la vida adulta con tendencia al desequilibrio. Si sumamos a ello que es la edad en que se comienza con el consumo irracional de alcohol, y con el convencimiento que cuanto más se beba más felices seremos, mejor nos lo pasaremos, (algo compartido, paradójicamente por la mayoría de la sociedad que es su víctima directa); aun más, la suma del consumo de drogas, disparatada agresión al sistema neuronal y nervioso con consecuencias en conductas inmediatas nefastas. Todo ello dentro de un ámbito social y políticamente corrupto, en un mundo consumista, individualista que parece estar “volviéndose loco”.
Y sigo, en un pais que no valora el nivel cultural de las personas, que no apuesta por una educación humanista, ni por los avances científicos ya que no invierte en investigación, que no estimula la lectura ni el pensamiento. Donde se ignora la necesidad de la profesionalización de los trabajos, sea el que sea. Donde el principal objetivo de la educación es la formación dirigida a la práctica, a un trabajo que sea redituable sin importar el cómo, ni el para qué. En una sociedad actual en la cual los jóvenes saben que si piensan mucho es peor; que si estudian es peor; que si son honestos es peor. ¡Qué podemos esperar! Por qué nos asombramos de estas prácticas salvajes que denotan la falta de cruce con la cultura, en general, como concepto de desarrollo humano hacia la felicidad obtenida con la satisfacción compartida por todos.
¿A qué se debe que sucedan estas “cosas” se preguntan angustiadas muchas personas? Tratar de responder a esta pregunta, es el objetivo de este artículo. Según el Psicoanálisis o lo que Freud escribió a principios de siglo pasado, todos los seres humanos nacemos con instintos básicos sexuales agresivos y de muerte. Lo importante es que la vida en sociedad inmediatamente nos los hace reprimir, sublimar y desaparecer para poder convivir en sociedad y declararnos seres humanos sanos, equilibrados.
Para ello ayuda el amor del Otro, la vida en familia, el autoriraismo en la educación, la trasmisión de valores éticos y morales. En la juventud es cuando todo se revoluciona y hay que reajustar esta situación y algunos no lo hacen adecuadamente y llegan a la vida adulta con tendencia al desequilibrio. Si sumamos a ello que es la edad en que se comienza con el consumo irracional de alcohol, y con el convencimiento que cuanto más se beba más felices seremos, mejor nos lo pasaremos, (algo compartido, paradójicamente por la mayoría de la sociedad que es su víctima directa); aun más, la suma del consumo de drogas, disparatada agresión al sistema neuronal y nervioso con consecuencias en conductas inmediatas nefastas. Todo ello dentro de un ámbito social y políticamente corrupto, en un mundo consumista, individualista que parece estar “volviéndose loco”.
Y sigo, en un pais que no valora el nivel cultural de las personas, que no apuesta por una educación humanista, ni por los avances científicos ya que no invierte en investigación, que no estimula la lectura ni el pensamiento. Donde se ignora la necesidad de la profesionalización de los trabajos, sea el que sea. Donde el principal objetivo de la educación es la formación dirigida a la práctica, a un trabajo que sea redituable sin importar el cómo, ni el para qué. En una sociedad actual en la cual los jóvenes saben que si piensan mucho es peor; que si estudian es peor; que si son honestos es peor. ¡Qué podemos esperar! Por qué nos asombramos de estas prácticas salvajes que denotan la falta de cruce con la cultura, en general, como concepto de desarrollo humano hacia la felicidad obtenida con la satisfacción compartida por todos.
Apostar por la cultura, por
el desarrollo del pensamiento, la sublimación de los instintos
básicos, la educación primordial en los valores éticos; y por una
sociedad que plantee a cada momento, en cada institución (educativa,
social, jurídica, política, etc) la implementación del respeto a
asimismo y a los demás. El amor al prójimo por
sobre todas las cosas como base de la solidaridad. Apostando a un
nuevo concepto de felicidad, más allá de lo inmediato, de lo fácil,
de las fiestas con drogas, alcohol y sexo salvaje...
Artículo escrito por Psicologaonline.com
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